¿Deseas que te amen?
No pierdas, pues, el rumbo de tu corazón.
Sólo aquello que eres haz de ser
y aquello que no eres, no.
Así, en el mundo, tu modo sutil,
tu gracia, tu bellísimo ser,
serán objeto de elogio sin fin
y el amor... un sencillo deber.
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