"Aquellas reacciones que ocurren de manera espontánea en un laboratorio pueden considerarse peligrosas, sin embargo, cuando la espontaneidad se asocia a nuestras diminutas vidas podemos darnos cuenta que es la transmisora de la frescura del alma. Es soluto que se homogeniza en la sangre y que actúa como catalizador de vitalidad frente a nuestros sentimientos, siendo un elemento importante para todas nuestras reacciones emocionales incluso el amor". (M.Zamora)
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